Hay condenas mas salvajes,
pero, posiblemente, ninguna
iguala a la de SER CONDENADO A
LA INDIFERENCIA

Curiosamente se lucha por curar a los enfermos, mientras a los otros se envían a matarse y a morir en las guerras.
Cambian los tiempos,
sus creencias y religiones,
pero, curiosamente,
jamás el dinero ha esclavizado tanto al hombre.

El Estado ha extendido tanto sus tentáculos,
que la individualidad se está quedando en una mera especulación


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